La obra menos conocida de Oteiza se expone en Pasaia.
La muestra reúne setenta dibujos, grafías y escritos, así como una docena de esculturas de pequeño formato que conforman «un canto a la palabra y la poesía»
PASAIA. Esbozos, poemas, creaciones modeladas en barro o en metal, letrismos (que reivindican el sonido de los versos más que su significado) y procesos creativos a medio terminar que dejan entrever cuál pudo haber sido su final. El universo menos conocido del escultor Jorge Oteiza (1908-2003) se expande en la vivienda que habitó Victor Hugo durante su estancia en la bahía de Pasaia. Allí se podrá admirar y escudriñar hasta el 29 de septiembre.
El comisario Félix Maraña, arriba, en la exposición de Oteiza que acoge la Casa Victor Hugo de Pasaia.
Entre los muros de piedra que hunden sus cimientos en el mar, se expone una antología que hace 19 años pudieron observar con detalle los paisanos de Oteiza en la Casa Cultura de Orio, localidad natal del artista. En esa muestra inaugural se contó con la presencia del propio artista. Ahora se retoma el proyecto en un edificio cargado de historia bajo el título de ‘Jorge Oteiza: Dibujos, estampas, palabras (y esculturas)’. La exposición se define como «un recorrido singular por las variables visual y verbal de la creación» del creador guipuzcoano. Palabras de Félix Maraña, comisario junto a Maider Koro Maraña de una iniciativa organizada por el departamento de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Pasaia. La compilación de la obra menos conocida de Oteiza incluye un conjunto «amplio, inédito y desconocido» de dibujos y grafías, concebidos en su mayoría entre 1985 y 2000. Entre otras, destacan las series ‘Paraíso’, ‘Manchas fónicas’ y ‘Litoral’. «Toda ellas fascinarán al visitante. Oteiza nunca dejará de ser una caja de sorpresas. También ahora, cuando se cumple medio siglo de la colocación de la estatuaria de los apóstoles en la fachada de la iglesia dedicada a la patrona de Gipuzkoa», recuerdan el concejal Jorge Aguayo y la técnica municipal Aitziber Eguskiza.
Primer ejercicio de ‘Piedad’
«El artista realizó durante toda su vida muchos bocetos, esbozos y dibujos, que conforman la carpintería elemental del artista antes de resolver los diversos procesos creativos», explica Félix Maraña. A las 70 obras seleccionadas hay que sumar una docena de esculturas de pequeño formato, entre las que destaca el primer ejercicio de ‘Piedad’ para el santuario de Arantzazu. Y como novedad, cabe señalar que se presentan en Pasaia por primera vez tanto la titulada ‘Paraguas’, una figura en arcilla cocida
y barnizada de mujer de finales de la década de los sesenta, como ‘Ángel de la catedral de Chartres’, realizada en bronce.
A juicio del comisario, toda la exposición es «un decidido canto a la palabra y a la poesía, lenguaje que compendia y corona toda la obra de Oteiza en su conjunto». Mientras la muestra permanezca abierta al público en la Casa Museo Victor Hugo, los organizadores tienen previsto llevar a cabo varias actividades, como las visitas guiadas que se pondrán en marcha en septiembre y la proyección de un audiovisual rodado en 2005, «con un guión que Oteiza conoció en vida»
Tampoco se descarta celebrar encuentros con artistas vascos para debatir «en la sala donde la colección de dibujos, estampas y esculturas se han adaptado sin problemas». Pero las creaciones de Oteiza son inquietas por naturaleza y no tardarán en afrontar otro viaje. «Será a Guadalajara, en octubre y noviembre», avanza Félix Maraña, que ya acaricia el sueño de conseguir un espacio de 300 metros cuadrados para exponer estos trabajos de forma permanente. «Sería una especie de laboratorio de sus creaciones, un ‘oteizario’», concluye.